dima
  • Fondos croma

    Los individuos que aparecen en estos cuadros son presentados como sujetos paradigmáticos de la posmodernidad, que actúan como camaleones, tomando en préstamo continuamente fragmentos de identidad asignadas por el guion, adecuándolos a la situación que requiera el contexto para que, de este modo, se articule el relato que el público ve, escucha e interpreta. Los personajes están viviendo el inevitable y paulatino desgaste de sus identidades, impotentes ante la dificultad para estar continuamente adaptándose a un contexto y a una mutación perpetua de sus identidades dado que el cambio constante de escenario, de telón o de fondo sugiere que los personajes pueden ser de cualquier sitio y tener una identidad incierta y por tanto, no anclada a ningún contexto. Los protagonistas quedan así convertidos en personajes indefinidos o, si acaso, definidos por «una plétora de identidades elegibles y reconstruibles». La identidad líquida y proteica así obtenida dicta la necesidad de deshacerse de las pertenencias adquiridas con más celeridad y, de este modo, facilitar una mayor adaptabilidad a un fondo que muta constantemente, que dificulta seriamente apropiarse de una interpretación y creer en ella dada su inestabilidad e imprevisibilidad. En esta serie se emplea un recurso que hace referencia a las tramoyas de las escenografías teatrales, las cuales «se podían meter y sacar del escenario a conveniencia» más parecido a un croma verde y proteico que a un fondo acotado, con lo que establece una relación de los personajes con esos escenarios cambiantes, lo que refleja la imposibilidad del sujeto contemporáneo de identificarse con un contexto, un escenario y una trama fija o estable.